La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable (Cecadesu), dio inicio a las charlas sobre Medio ambiente: alternativas hacia un futuro sostenible en el marco del mes de las mujeres con énfasis en su participación en territorio.
Estos conversatorios se llevarán a cabo con el propósito de construir, desde la educación ambiental con visión integral, una propuesta de trabajo para defender y conservar el medio ambiente y contribuir en la formación de personas críticas como parte de un futuro sostenible para nuestro país.
Durante su participación en la conferencia “El ecofeminismo, al cuidado del medio ambiente y la sustentabilidad”, la titular de la Semarnat, María Luisa Albores González, destacó que el feminismo y el ecologismo se unen en una nueva oportunidad de vida que va más allá de una corriente ideológica, que establece la relación mujer-naturaleza.
Señaló que las mujeres, dentro del cuidado de sus entornos naturales, la alimentación, la agricultura, la conservación y la defensa de su territorio, resguardan la vida en un sistema hostil que ataca la vida misma.
En este sentido, hizo un reconocimiento a las mujeres de los pueblos originarios que transmiten sus conocimientos de vida y hacen posible que todavía pueda existir la cosmovisión del respeto y equilibrio con la Madre Tierra.
Por su parte, Brenda Rodríguez Herrera, integrante de la Red Género y Medio Ambiente (RGEMA), consideró que para dar un paso contundente y dar respuesta a la problemática que viven las mujeres con relación al medio ambiente es necesario mirarlas como sujetas de derechos y, para ello, las políticas ambientales deben tener el enfoque de derechos humanos y de igualdad.
Expuso que el origen de la desigualdad como la de género es el modelo de producción y consumo, y cuyo resultado es una crisis civilizatoria que tiene que ver con el mal uso de los bienes naturales, planteado por un modelo de producción consumista y patriarcal.
Si bien dijo hay grandes avances, todavía las mujeres en el medio rural viven en una situación de desigualdad. Por ejemplo, cerca del 26 por ciento de los titulares de derechos en los ejidos son mujeres, pero sólo el 15 por ciento de los puestos de órganos de representación vigentes son ocupados por ellas, y menos del 8 por ciento de los presidentes de comisariados ejidales o presidentes de los consejos de vigilancia son mujeres.
Entre los retos, puntualizó, se deben lograr políticas públicas asertivas, acciones culturales de impacto y mensajes claros y contundentes, así como reconocer los saberes y experiencias de las mujeres y, sobre todo, garantizar sus derechos ambientales como el acceso al agua, la tierra y la biodiversidad.
En su intervención, Paola Yáñez Inofuentes, coordinadora general de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, presentó una narrativa feminista orientada a visibilizar el entrecruzamiento de los sistemas de opresión, incluso dentro del mismo feminismo. Desde el feminismo negro, puso el foco en la cuestión de la etnia-raza-clase como elemento base que exacerba el sistema de opresión de género. La articulación de estas categorías, indicó, ayuda a entender la complejidad de las desigualdades que limitan el cambio social y a cuestionar los discursos que invisibilizan la cuestión de la raza y clase en la opresión de género.
Mencionó cómo actualmente enfrentamos discriminación racial en diferentes espacios de la vida cotidiana, y como éste se expresa a través de la violencia racial que está quitando la vida a jóvenes y mujeres afrodescendientes.
Asimismo, resaltó que en las sociedades latinoamericanas a pesar de que las mujeres han tenido un rol sustantivo vinculado con la defensa del medio ambiente, el territorio y la vida, persiste un sistema patriarcal y machista que afecta por igual a mujeres y hombres y que profundiza las desigualdades y la discriminación hacia ellas, muy particularmente a las mujeres afrodescendientes y las indígenas.
En ese marco, concluyó que los Feminismos Interseccionales constituyen una mirada crítica que permiten articular el feminismo y el ambientalismo para analizar el modelo de desarrollo actual y las políticas de despojo de los pueblos originarios, así como para eliminar el sistema patriarcal y cambiar el rumbo de la historia sobre la base del rol transformador de las mujeres como sujetas de derechos, el respeto a la naturaleza y el reconocimiento de las comunidades a decidir sobre sus bienes naturales.
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