Los productores de algodón del país requieren, de manera urgente, que se les permita la compra de semilla genéticamente modificada, para evitar un colapso económico en el sector, afirmó la senadora Nancy Sánchez Arredondo.
La legisladora enlistó un punto de acuerdo para solicitar a las secretarías de Economía, Agricultura y Desarrollo Rural y a la de Medio Ambiente y Recursos Naturales que atiendan la problemática que enfrentan los productores de esta fibra textil, porque de lo contrario se provocará la pérdida de miles de empleos y el colapso del sector.
En el documento, que se publicó en la Gaceta de la Comisión Permanente, Sánchez Arredondo advirtió que la falta de permisos para la importación de semilla GM ha generado un mercado ilegal, por lo que la intermediación de la Secretaría de Economía para resolver esta demanda es fundamental.
El algodonero, destacó, es uno de los sectores que se han visto severamente afectados, no sólo por los impactos de la emergencia sanitaria, sino por medidas institucionales que han obstaculizado su avance y crecimiento.
A inicios de 2021, recordó, la actual administración emitió un decreto que prohibirá el uso de semillas de maíz transgénico y del glifosato para 2024.
“No obstante que la semilla de algodón no está incluida en ese decreto, al momento existe una negativa unilateral de parte de la SEMARNAT, para otorgar permisos de compra e importación de semilla de algodón genéticamente modificada, a pesar de que, a diferencia de la semilla de maíz, no es para consumo humano”.
Cabe mencionar que, en apenas tres años, la superficie sembrada de algodón en nuestro país cayó 50 por ciento, al pasar de 240 mil hectáreas en 2018, 220 mil en el 2019, a sólo 120 mil hectáreas en 2020.
La senadora propuso que tal como se indica en el decreto presidencial para la semilla de maíz y glifosato, la decisión de prohibir la compra de semilla GM de algodón sea gradual hasta el 2024, mientras se estudian alternativas de solución a la necesidad del sector.
“Necesitamos reactivar el sector e incrementar la producción”, asentó, pues de no atender con prioridad esta problemática se corre el riesgo de enfrentar una crisis severa en los estados productores, por la pérdida de competitividad en el mercado global de algodón y la inminente pérdida de empleos.
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